Lo hizo durante una reunión de Directorio mantenida a pedido urgente del Estado argentino, cuyo representante hizo igual reserva de uso de la "acción de oro" en la compañía y solicitó ser informado "en tiempo y forma de cualquier circunstancia que pueda implicar una modificación en el actual funcionamiento de la empresa".
Incluso, el representante argentino, Roberto Baratta -mano derecha del ministro de Planificación, Julio De Vido-, pidió también "garantizar formalmente el plan de inversión 2010-2019", lo cual refleja el grado de preocupación del gobierno de Cristina Kirchner ante el acuerdo alcanzado por Pemex y la constructora Sacyr para aumentar su presencia en Repsol, destaco la agencia Noticias Argentinas.
En la reunión de directorio, las autoridades de Repsol ratificaron los planes de inversión en el país comprendidos en el período 2010-2019 y negaron cualquier modificación en los proyectos que tienen para su filial en la Argentina.
Monitoreo
El Estado argentino, por medio de su representante en el Directorio de YPF SA, notificó también que monitoreará cualquier modificación que se produzca en Repsol SA.
Sobre todo aquellas que puedan generar algún tipo de impacto o variación en los planes de inversión y/o producción tanto como algún otro tipo de cambio en YPF SA, se indicó en un comunicado de la compañía. Pidió también garantizar "formalmente" el plan de inversión 2010-2019.
En la reunión realizada en la imponente sede que YPF tiene en Puerto Madero, y que se extendió durante una hora, participaron todos los miembros del Directorio.
Entre los participantes estuvieron el presidente ejecutivo de Repsol SA, Antonio Brufau, y el director en representación del Estado argentino, Roberto Baratta, quien había solicitado el encuentro con carácter urgente.
Baratta representa desde hace tres semanas al Estado argentino en el directorio de YPF, en la que Repsol tiene el 57,43 por ciento de las acciones.
Últimos movimientos
Petróleos Mexicanos (Pemex) adquirió una participación adicional del 4,62 por ciento en Repsol.
Con esa operación, Pemex y la española Sacyr Vallehermoso, que el 29 de agosto sellaron un acuerdo para sindicar sus derechos de voto en Repsol, alcanzaron una participación conjunta en la petrolera española del 29,8 por ciento, un movimiento que causó sorpresa en el mercado petrolero.
Es que las autoridades argentinas temen que esta alianza derive en cambios en la conducción de Repsol y, por ende, afecte a YPF, la principal compañía de la Argentina en ventas, y con un rol estratégico para la provisión energética.
El Estado argentino, a través del Ministerio de Economía, es titular de apenas 1.000 de las 393,3 millones de acciones de YPF, pero tiene derecho a participar de las decisiones del directorio y poder de veto desde la privatización de la compañía, en 1999.
El manejo ejecutivo de YPF está en manos de la familia argentina Eskenazi, dueños del grupo Petersen, titular del 25,46 por ciento de la productora de hidrocarburos.
