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Buenos Aires

ITS en el AMBA : medidas necesarias

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Es imprescindible la aplicación de tecnologías, normativas, control, integración y monitoreo, estudiar las problemáticas, las necesidades actuales, las políticas aplicadas y la tecnología instalada en el área.

La ciudad tiene un mecanismo de diseño y funcionamiento de control con tecnologías diferentes, con mayoría de protocolos cerrados de comunicación y con algunas tecnologías que no se modifican desde hace 30 años”.

Actualmente, la Ciudad cuenta con más de 3.700 controladores de tránsito, empero especialmente en la zona sur muchos cuentan con tecnología electromecánica. Hay determinadas zonas de la Ciudad donde se hace imprescindible el uso de modernas tácticas de mejora de la calidad de servicio impidiéndolo los dispositivos existentes.

Entre las principales medidas es menester la creación de un centro de monitoreo de toda la ciudad que interactúe con el centro de control de AUSA, con los otros centros existentes en distintas partes de Buenos Aires, con nuevos centros de control para la zona sur y con los de las autopistas de acceso a la Ciudad dado que el plan tecnológico debe abarcar la totalidad del área metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires (AMBA).

Es fundamental unirlos e intercomunicarlos a todos con un centro integral y sistémico, a cargo del Ministerio de Desarrollo Urbano, y que, con un gran equipo de Ingeniería de Tránsito, se pueda monitorear y tomar determinaciones estratégicas y, también, tácticas monitoreando y mejorando en tiempo real la movilidad en Buenos Aires y conurbano bonaerense. Por lo tanto, se deben fijar los distintos objetivos de forma inteligente, esto es específicos, ambiciosos pero alcanzables y con lapsos predeterminados.

Entre ellos cabe destacar la optimización de la implementación y gestión de políticas de tránsito, el incremento de la eficiencia, la capacidad y la respuesta ante incidentes y accidentes, la reducción de los tiempos de viaje, la racionalización de energía, el mejoramiento de la seguridad vial, la disminución del uso de combustible y el impacto urbano y el aumento de la calidad de vida, favoreciendo el uso del transporte público.

Estos desafíos apuntan a mitigar los problemas técnicos y los impactos que causan determinados conflictos en la población, como la falta de una planificación óptima, la ausencia de integración al citado centro de control de sistemas ITS, las limitaciones en algunas instalaciones de control de tránsito, como también la preocupación por los altos niveles de consumo de energía.

En cuanto a los efectos en los usuarios, se debe tener en cuenta los altos índices de siniestralidad, mortalidad, congestión y contaminación ambiental. Por lo que se debe contemplar recuperar la movilidad urbana, mejorar la seguridad vial, reducir la incertidumbre de tiempos del transporte en general, y fomentar el uso del transporte público, además de identificar los puntos conflictivos y trabajar en ellos. Se deben jerarquizar las vías, tratar el tema del guiado inteligente a las playas de estacionamientos, continuar con la instalación de carteles de mensajes variables con informaciones útiles y la interacción con las autopistas.

Otro importante tema es la determinación y el monitoreo de índices de performance de nivel de servicio y de calidad de la prestación de servicios estableciendo un tablero de comando que permita al Gobierno y a las empresas conocer el grado de eficiencia de todo el sistema de la movilidad, para tomar las decisiones correctas en el momento y en el lugar adecuados.

Con respecto a las homologaciones de equipos, las prestigiosas casas de estudios y similares entes estatales pueden y deben homologar aquellos pero existe la necesidad de dar a conocer públicamente los criterios de homologación y las normas que rigen a los mismos.

Estos criterios de homologación deben ser discutidos, predeterminados, publicados y deben responder a normas nacionales y/o internacionales ad hoc. Para finalizar, deben determinar las necesidades que posee actualmente la vialidad urbana y aplicar el tratamiento para lograr el saneamiento desde cuatro perspectivas, entre ellas, el estudio y la simulación, el ordenamiento vial, el desarrollo tecnológico y la educación y jerarquización.

Es importante saber PARA QUÉ se hacen las obras, QUE se hace y CÓMO se hacen para que las mismas sean exitosas y contribuyan concretamente en la mejora de calidad de vida de los ciudadanos.

 

(*) Daniel G. Russomanno, presidente de ITS de Argentina.