Estos son días en los que reina la incertidumbre entre los cientos de trabajadores portuarios porteños, y nos es para menos. Es que la Personería Gremial del Sindicato Unidos Portuarios Argentinos, Puerto Capital y Dock Sud (S.U.P.A), fue dada de baja por la justicia en diciembre último y su polémico líder, Juan Corvalán, quedó en el ojo de la tormenta: entre la furia de sus bases y la supervivencia de su poder.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial ordenó “la cancelación de la personería gremial y de la inscripción gremial de la entidad”. La Justicia constató numerosas irregularidades en la organización que comandaba Corvalán y ordenó su cancelación.
Corvalán y el fin de un ciclo
Caracterizado de un fuerte personalismo, rodeado de su clan familiar ubicado en las terminales portuarias y en las funciones del Sindicato, Corvalán busca ahora sobrevivir. Si bien por lo bajo comenta a su entorno que hay que esperar, que es “bancado” por funcionarios de la AGP y que reaparecerá con más poder aún, todo bajo un “nuevo formato gremial”.
Sin embargo, al sindicalista se le cayó el mundo ante el fallo judicial -con escasos precedentes en el mundo sindical argentino-, y deja a los representados por la organización que lidera, sin paraguas para negociar colectivamente sus derechos.
Por ahora el escándalo y la polémica se mantiene en las redes sociales y toda la furia cae sobre el gremialista. Esto no es para menos: la quiebra de la organización de Corvalán llegó después de que se comprobara que el gremio desviaba sus ingresos a manos de una ONG, que incluso figuraba en los convenios firmados con las empresas, que está en manos de los mismos “dirigentes” portuarios, según publicó el portal InfoGremiales.
¿Nuevo gremio en puerta?
El fallo también dispone “que el actual Ministerio de Producción y Trabajo, en su carácter de Autoridad de aplicación, dentro de los noventa (90) días, tramite lo necesario a fin de proveer los medios para normalizar la representación gremial de los trabajadores Portuarios Argentinos, Puerto Capital y Dock Sud de modo que permita y garantice el cabal y libre ejercicio delos derechos sindicales”.
“El final del SUPA, no sorprendió, se conocía que algo iba a pasar tarde o temprano”, reconoció un veterano operador político. Pero no hay que subestimar a Corvalán, un dirigente pragmático que superó más de una tormenta. Se vio envuelto en el marzo del 2014 en episodios de violencia, amagó con su renuncia y se alejó de toda participación colectiva del mundo del transporte. Alerdeó de “su llegada a Hugo Moyano” y terminó cerrándose en su propio círculo familiar, siendo así funcional a algunas terminales portuarias y funcionarios de tu turno en más de una década al frente del gremio.
La Agrupación de estibadores “17 de Octubre”, una de las mayoritarias, mantiene un estado de alerta y una militancia activa ante cualquiera nuevo movimiento sindical. “Mientras quienes eran conducción se victimizan, la causa de la quiebra del sindicato avanza. Solo se gana tiempo, pero la suerte está echada. Eso no pone feliz a nadie porque en un contexto donde el gobierno va sobre los derechos laborales, quienes quedamos a merced del capital somos los trabajadores”, gritan desde Facebook. En tanto, el escenario queda con final abierto.