La mirada está puesta en Europa, donde la segunda ola de contagios de Covid-19 está obligando a endurecer los aislamientos y pone en jaque nuevamente al sistema sanitario. El gobierno porteño planea evitar rebotes de cara a la apertura y la temporada de verano.
De esta manera, el Aeropuerto de Ezeiza dispondrá hisopados y test de saliva en pooling, es decir, se tomarán, por ejemplo, muestras a diez personas y se extraerán partes de cada una de ellas y se mezclarán para hacer un solo estudio. Si arroja resultado positivo, se realizarán los test a todas las muestras; caso contrario, no será necesario. Una logística similar se aplicará en las terminales de ómnibus de Retiro y Dellepiane a partir de que se habiliten los viajes en colectivos.
En la terminal aérea la intención es generar un circuito rápido de testeo para que la gente pueda obtener los resultados y seguir con su viaje si el resultado es negativo. Los casos positivos serán aislados durante diez días en hoteles preparados para recibir a los pacientes leves.
En ese sentido, anunciaron que también se hará un seguimiento para detectar los contactos estrechos durante el viaje, es decir, sobre las personas que viajaron cerca de la persona infectada. A todas ellas se les pedirá un aislamiento durante cinco días y si en algún momento presentan síntomas, serán testeados para comprobar si cursan o no la enfermedad.
Por su parte, el gobierno porteño pretende controlar los ingresos de los turistas provenientes de países limítrofes así como también del continente europeo. Los extranjeros deberán realizarse un PCR antes de subirse al avión y también otro al arribar, en el mismo aeropuerto, con los sistemas de pooling de testeos, pensado para reducir tiempos y costos.
Los turistas nacionales y los porteños que regresen a la ciudad también tendrán que testearse con hisopados, muestras de saliva o la técnica que se utilice como medidas preventivas. El universo estimado de turistas que llegarán este mes es de 57.000 pasajeros, con un 43% de extranjeros y un 57% de nacionales.
Funcionarios de las carteras de Transporte y Salud sostuvieron que “Se irá evaluando cuál es el origen de los turistas para determinar el riesgo” y explicaron que “no será lo mismo una persona que regresa de una ciudad llena de turistas, con circulación comunitaria del virus, que otra que viene del campo donde puede haber bajo riesgo de contagio”.
Finalmente, y para el caso de los automovilistas que se movilicen por medios propios, la concurrencia a los centros de testeos será voluntaria. Sin embargo, desde el gobierno remarcaron que si bien “no es viable ni realista controlar a todos los automovilistas y sus acompañantes” afirmaron que “habrá sanciones duras para los incumplidores si son detectados en los controles que se pondrán en marcha. Es una norma que se debe cumplir; si los agarramos en falta, serán sancionados”.
