Por eso, el Ministerio de Planificación pidió convocar a una reunión al directorio de YPF por medio del representante del Estado en la empresa. El ministro de Planificación, Julio de Vido, recordó cuáles son los alcances del Estado sobre YPF: "Esperamos que no se produzca ningún cambio institucional en la empresa y, si lo hubiera, tenemos el poder de veto".
De Vido señaló que la maniobra de Pemex y Sacyr "podría llevar a que tengan ventajas estratégicas en el directorio de Repsol" y aseguró que al Gobierno "no le molesta" que YPF esté en manos privadas, un tipo de administración que, según afirmó, "incluso puede ser positivo según cómo se la maneje".
De hecho, el máximo responsable de las áreas ejecutivas de YPF es desde 2008 Sebastián Eskenazi, hijo de Enrique Eskenazi, vicepresidente de la petrolera, cabeza del grupo argentino Petersen, titular del 25,462 por ciento de la productora de hidrocarburos.
YPF es la mayor empresa de Argentina, lo que explica su importancia estratégica para el Gobierno: es el principal inversor en el país, el primer contribuyente al Fisco, el mayor productor de hidrocarburos, el segundo mayor exportador y uno de los principales empleadores, con una plantilla de unos 30.000 trabajadores, destacó la agencia Noticias Argentinas.
Reuniones
"La reunión se realizará en un período que irá desde los diez a los quince días que vienen porque antes hay que compatibilizar la agenda de muchos directores", indicó un vocero de la compañía.
Planificación indicó que la "reunión extraordinaria" es para saber si "variarán los planes" o se producirá "algún otro tipo de cambio en YPF", y pide hacerla a la brevedad. Por las dudas, el gobierno recordó que el pedido está dentro de "las facultades de contralor de las empresas proveedoras de energía" en el país.
El lunes, Sacyr y Pemex anunciaron su intención de sindicar las acciones durante diez años sumando el 20% del grupo constructor, el 4,8% de la petrolera de México y un 5% que compraron luego los mexicanos hasta alcanzar un conjunto del 29,8%.
El hecho de que esté de por medio un gigante estatal como Pemex aumentó el interés del Estado argentino, ya que el recurso petrolero es estratégico. El pacto provocaría el desplazamiento de Antonio Brufau como presidente y principal ejecutivo de Repsol y de otros dirigentes de este grupo que representa a La Caixa y al BBVA.
La reunión fue solicitada por el subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, que es quien desde hace dos semanas representa al Estado argentino en el directorio de la compañía, en la que Repsol tiene el 57,433 por ciento de las acciones.
Con la operación concretada este viernes, Pemex y la española Sacyr Vallehermoso, que el pasado lunes sellaron un acuerdo para sindicar sus derechos de voto en Repsol, alcanzaron una participación conjunta en la petrolera española del 29,8 por ciento.
Cambios
Las autoridades argentinas temen que esta alianza derive en cambios en la conducción de Repsol y, por ende, afecte a YPF. Por eso, reclaman que las autoridades de Repsol, Sacyr Vallehermoso y Pemex informen "a la brevedad" si el cambio accionaria en Repsol generará algún tipo de impacto o variación en los planes de inversión y producción en YPF.
El Estado argentino, a través del Ministerio de Economía, es titular de apenas 1.000 de las 393,3 millones de acciones de YPF, pero tiene derecho a participar de las decisiones del directorio y poder de veto desde la privatización de la compañía, en 1999.
YPF lanzó a finales de 2009 un amplio programa de desarrollo exploratorio y productivo de hidrocarburos para el período 2010-2014, con el acento en la incorporación de nuevas reservas y la búsqueda de recursos costas afuera.
Hasta ahora, los hallazgos de mayor trascendencia son los de gas y petróleo no convencionales, recursos que demandarán millonarias inversiones para su extracción. La petrolera registró en el primer semestre del año una ganancia neta de 2.754 millones de pesos (651 millones de dólares), un 13,6 por ciento menos que en igual período de 2010.