Es un hecho, en poco más de 4 años la población mundial no será lo único que llegue a cifras nunca imaginadas, los autos también, serán más de mil millones. ¿Se lo imaginan?
Es lo que se plantea el periodista nacido en Nueva York que trabaja en la meca de la industria automotriz, la quebrada ciudad de Detroit. Desde allí trata de dar esperanza a una industria que nunca paró de crecer, que superó varias crisis y que actualmente está en ritmo de cambios ya que la sostenida crisis de la economía global ha obligado a los grandes fabricantes a hacer ajustes en sus planes actuales y, por supuesto, en los futuros. Claro, esas crisis, de la economía y del sector en todo el mundo, no solo preocupa a Ford, Volkswagen, Fiat o General Motors, también preocupa a los gobiernos, a ecologistas y, por supuesto, a todos los ciudadanos que nos movemos de a pie o a tracción a sangre.
El tráfico no es un tema menor, hace algunos años solo afectaba a las grandes ciudades. Hoy ya no hay ciudad de provincia que no tenga problemas con la cantidad de autos que se trasladan (como pueden) de un lugar a otro en las ciudades y a veces entre una ciudad a otra. Algunas ciudades como Londres cobran desde hace mucho tiempo por entrar a la ciudad, otras como Buenos Aires avanzan en la creación de zonas y espacios prohibidas para los automóviles.
El precio del combustible es otro problema, no solo de la economía de los países centrales sino de todos los países. Lo mismo sucede con el precio de las materias primas que siguen subiendo y poco a poco comienzan a volverse escasas. El crecimiento de China no es un tema menor. Las ventas ahí no paran, se venden millones de todos los modelos. Claro, este crecimiento descontrolado trae escondido un costo ambiental que no solo afecta a los chinos y sus vecinos, no tengan dudas, a todos en el mundo también. 1.000 millones de autos es sinónimo de más calentamiento global, no lo duden.
El tema de las ventas, si son más o son menos, sin dudas, según el periodista egresado de Harvard, es un tema menor. La realidad indica que el secreto de las grandes compañías de autos está en el equilibrio entre los costos laborales, la producción y las ventas. Hoy es una enorme ayuda la incorporación de tecnología, el consumidor moderno busca eso, menor consumo y eficiencia.
Ahora, el periodista se pregunta: con un 25% más de autos que los que hay hoy, ¿qué será de la industria del auto? Otra pregunta más interesante aún: entre tanto medio de transporte alternativo, ¿Qué será del consumidor?
