Los trabajadores de la compañía nacional de ferrocarriles de Francia (SNCF) iniciaron hoy la primera de una larga serie de huelgas intermitentes, que se prolongarán hasta junio, con la que buscan enfrentar los planes del presidente, Emmanuel Macron, de emprender una profunda reforma en el sector.
Ante la inminencia de la medida que promete paralizar buena parte del país y que la prensa ya bautizó como “martes negro”, las autoridades galas aconsejaron a los franceses que busquen un plan de transporte alternativo para hoy. Los sindicatos aseguraron que el acatamiento fue “masivo” y calculan que al menos el 77 por ciento de los conductores secundarán la movilización, mientras un nuevo paro anunciado por la aerolínea Air France promete complicar aún más la situación, según informó la agencia de noticias EFE.
El Gobierno francés insistió hoy en su disposición a negociar pero aseguró que aguantará ante la huelga. La ministra de Transportes, Elisabeth Borne, denunció, sin dar nombres, que “algunos quieren politizar el debate” con afirmaciones falsas como que la reforma de la SNCF conducirá a su privatización. “La SNCF es una empresa pública y seguirá siendo una empresa pública“, subrayó la ministra en una entrevista al canal de televisión BFMTV, y reconoció que el tráfico de trenes estaba muy perturbado en esta primera de las 36 jornadas de paro convocadas de forma salteada de aquí a finales de junio.
La ministra señaló que hace un mes que abrió una negociación con los sindicatos, que debe prolongarse un mes más, y que la semana pasada hizo concesiones al retrasar la apertura a la competencia en las líneas regionales y de cercanías, al tiempo que se quejó de que “los sindicatos no se han movido” de su postura. La responsable de Transportes recordó que su intención es incrementar en un 50 por ciento las inversiones en la renovación de las infraestructuras ferroviarias, pero también que la reforma es necesaria porque la deuda de la SNCF, de casi 50 mil millones de euros, “amenaza el sistema ferroviario“.
También hizo notar que esa deuda se incrementa cada año en tres mil millones de euros y que la empresa debe pagar 1.500 millones para financiarla cada año. Respecto al punto que suscita más protestas por parte de los empleados de la SNCF, la supresión para los futuros contratados del estatuto laboral de la compañía (con ventajas respecto al régimen general de los trabajadores en Francia) lo justificó por “una cuestión de igualdad” y de competitividad.
Sobre esa última cuestión, señaló que las empresas que en el futuro compitan con la SNCF no tendrán que aplicar ese estatuto a sus asalariados y eso les daría una ventaja. Desde los sindicatos, el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT, principal central de la SNCF), Philippe Martínez, afirmó que los huelguistas no paran “por gusto” sino porque el Ejecutivo “no quiere escuchar”.