El vicepresidente para América de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Peter Cerda, si bien destacó la flexibilidad de la Argentina en materia de “vuelos especiales” como una manera de sostener una “conectividad controlada”, también solicitó al Gobierno una precisión oficial sobre la reanudación de los vuelos regulares.
Cerda destacó el modo en que la Argentina “instrumentó vuelos especiales flexibles para mantener la conectividad controlada, permitiendo el desplazamiento tanto hacia y desde el exterior, como dentro del país”.
No obstante, aclaró que “desde el Gobierno no ha habido una comunicación oficial, ni a la IATA ni a las compañías, respecto de una fecha en la que se reanudarán los vuelos regulares. Hasta el momento hay una fecha prevista, que es el 1 de septiembre, pero hay rumores respecto de que esta fecha no se aplicará”.
“No hemos tenido -dijo- precisiones oficiales al respecto, por lo que sería muy bueno que el Gobierno indique, oficialmente cuanto antes, si hay una demora o postergación de esta fecha inicial, para que la industria pueda hacer las previsiones correspondientes”.
Resaltó, por otra parte, la decisión del Ministerio de Turismo de “un reintegro del 50 por ciento” a la compra de servicios turísticos y las medidas planteadas para incentivar el movimiento en el sector.
El directivo insistió en que “una recuperación de la normalidad del movimiento aéreo recién lo estamos previendo para el 2024 y se estima que este año habrá un 55 por ciento menos de movimiento de pasajeros en el mundo respecto de 2019, lo que impacta en el aporte de 98 billones de dólares que la industria realiza al PBI de los países”.
“La industria se encuentra hace tiempo lista para volver a la actividad, luego de casi cinco meses en los cuales estuvo casi el ciento por ciento parada, una penalización que no se ha dado en ninguna otra región del mundo, como ha sucedido en Latinoamérica y Caribe”, explicó.
Remarcó que “la normalidad que teníamos pre Covid no se dará en el corto plazo, primero se normalizarán los vuelos domésticos, luego los regionales y finalmente los internacionales, pero la industria no será la misma. Las aerolíneas deberán adaptarse, reinventarse, con compañías más pequeñas, con menos vuelos que seguramente afectarán la conectividad”.
Advirtió que “hasta el momento en todo el mundo los gobiernos han aportado 1.300 millones de dólares a las compañías aéreas, de los cuales la mitad provino de Estados Unidos, una gran parte de Europa y solamente el 0,8 por ciento ha sido aportado por gobiernos de Latinoamérica y Caribe, lo que ha llevado a que en la región se encuentren la mayor parte de empresas que han solicitado la reconversión de sus economías”.
“Por eso pedimos a los gobiernos de la región que, si no es posible la ayuda económica, se trabaje firmemente para la apertura de las actividades y evitar así que sigan colapsando las aerolíneas y el resto de la industria”, concluyó.