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Impulsan la digitalización y nuevas reglas para desarrollar proyectos de infraestructura

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El economista principal del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el argentino Eduardo Cavallo, alentó un “cambio de foco” en cuanto a la infraestructura de la región, para impulsar mejoras en el suministro de los servicios de agua, energía y transporte mediante la digitalización y mejoras en la gobernanza, la regulación, la eficiencia de proveedores y el comportamiento del consumidores.

“América Latina y el Caribe deben invertir más y mejor, a través de políticas correctas para cerrar brechas de acceso y calidad de los servicios”, sostuvo Cavallo al presentar el informe Desarrollo en las Américas 2020, en el marco de la Conferencia Anual de FIEL (Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas).

Eduardo Cavallo.El estudio, titulado “De estructuras a servicios, el camino a una mejor infraestructura en América Latina y el Caribe”, sostiene que la digitalización generará grandes oportunidades” y permitirá “reducir la desigualdad de ingresos”, al beneficiar a los sectores sociales más postergados.

Cavallo advirtió que si bien hubo en los últimos años “grandes avances” en el acceso a la energía eléctrica y 96,7% de la población regional tiene acceso a agua potable, ese nivel se reduce a 82,7% si se considera la provisión domiciliaria.

Tampoco se garantiza la electricidad sin cortes o el agua limpia, mientras “las personas gastan en servicios 14,3% más que otras regiones”, y el 40% de los pobres deben recorrer a pie el mayor trayecto del día “porque no pueden pagar el costo del transporte público”, señaló el economista.

Andrew Powell, asesor principal del Departamento de Investigación, BID, resaltó a su vez que la inversión regional en infraestructura fue en promedio de 2,8% del producto interno bruto en el último decenio, frente a 4,8% en Oriente Medio y el norte de Africa, y de 5,7% en Asia Oriental y Pacífico.

“El 35% de la inversión pública puede perderse en sobrecostos y retrasos, lo que implica un 0,65% del PIB por año”, precisó Powell.

Las demandas sociales, agregó, pueden ser una de las fuerzas del cambio, como se vio en las protestas y el malestar por las subas de tarifas de transporte en Brasil y Chile.

El factor del cambio climático

La frecuencia de desastres naturales se triplicó desde 2010 y los daños aumentaron de US$ 7.000 a US$ 100.000 millones.

En ese marco, la revolución digital demandará “adaptar los marcos regulatorios para aprovechar los beneficios potenciales e impulsar el desarrollo y la equidad”, añadió Powell.

Calculó en ese sentido que un 5% más de eficiencia en los servicios, gracias a la digitalización, “elevaría el PIB de la región en US$ 200.000 millones en una década, y aumentaría el ingreso de los hogares más pobres”, por lo cual recomendó a los países del área “una agenda digital; planes de banda ancha que promuevan la competencia; subsidios focalizados; y educación digital”.

Tomás Serebrisky, asesor económico principal del sector de Infraestructura y Energía del BID, instó a su vez a “mejorar la gobernanza y asegurar que la regulación se adapta a las tendencias emergentes”, ya que la inversión privada tiene un rol importante y abundante espacio para desarrollarse.

Al respecto, refirió que los inversores institucionales representan hoy sólo el 1,1% del financiamiento, pero “si llegaran al 5% la inversión privada se podría duplicar”.

Serebriski aconsejó trabajar en la preinversión para evitar sobrecostos; impulsar la competencia e innovación, mediante criterios de selección que premien la calidad en vez de precios más bajos; introducir mejoras en el mantenimiento y luchar contra la corrupción, con seguimiento ciudadano de los proyectos “como hacen Colombia, Perú, Costa Rica y recientemente la Argentina”.