La consultora advirtió que "sólo aquellos asalariados que cuenten con suficiente capacidad para lograr incrementos significativos podrán ganar la carrera contra la inflación".
La consultora precisó que las remuneraciones del sector privado formal treparon, en promedio, en el 2010 un 26,4 por ciento, superando el alza estimada de los precios.
Sin embargo, indicó que "esto no ocurre en los casos del empleo público (18,6 por ciento) y del segmento informal (20,6 por ciento)".
"Esperamos que los aumentos se ubiquen -en promedio- un par de puntos porcentuales por encima de la cifra del año pasado, pues los agentes esperan un mayor incremento de los precios", evaluó.
Al respecto, destacó que "el primer acuerdo de peso acordado en 2011 mostró una aceleración de la puja distributiva", en alusión a la suba de 27,2 por ciento obtenida por los gremios docentes, lo que implica un alza de 4 puntos porcentuales con respecto al incremento conseguido en 2010 de 23,5 por ciento.
"Para evitar un desborde salarial y fijar una pauta algo más acotada, el Ejecutivo envió una señal al resto de los sectores acordando anticipadamente con el sindicato de los camioneros un incremento del 24 por ciento", subrayó el informe.
Según su visión, "esto no implica que otros gremios firmen subas como las de camioneros", y consideró que "de hecho, es probable que los sectores que acordaron subas acotadas a inicios de 2010, consigan ahora alzas superiores a dicha meta para recomponer el poder adquisitivo".
En este sentido, la consultora planteó "la imposibilidad de acotar la puja distributiva radica, en última instancia, en la falta de una política antiinflacionaria consistente y que, por ende, permita a los agentes vislumbrar un futuro con menores aumentos de precios".
"Además, la pérdida de confianza en un estimador creíble de la variación de los precios potencia el problema: sin una referencia los agentes tienden a sobredimensionar la inflación", concluyó.
