El remolcador Brutus logró liberar en la madrugada de este martes al buque Panamax, que había quedado varado obstruyendo parcialmente el canal de navegación, en otra de las complicaciones que está generando la bajante histórica del río Paraná en la hidrovía que es esencial para las exportaciones de granos y subproductos.
El buque panamax “COFCO I” había zarpado del puerto de Louis Dreyfus Company (LDC) de Timbúes, con 41.900 tn de harina de soja para Dinamarca. La varadura se produjo a la altura del km 464, obstruyendo de manera parcial el canal de navegación hasta lograr zafarlo a las 4 de la mañana. Ahora realizan una inspección sobre los daños.
Según informó el diario Clarín, el barco en cuestión, de 229 metros de eslora, no estaba sobre el canal principal de la hidrovía, sino en una zona que habitualmente no es dragada, porque habitualmente no tiene problemas de profundidad.
Una bajante que se profundiza
El descenso histórico del nivel del río cuya altura es la menor en 50 años, obligó a los barcos de las empresas agroexportadoras del país a reducir sus cargas.
El doctor en Ciencias Biológicas e investigador principal del Conicet Juan José Neiff, adelantó que la bajante “podría prolongarse hasta fines del próximo verano y ya está generando un impacto ambiental y socioeconómico negativo en el nordeste y en otras regiones del país”
“Esta bajante extraordinaria, por sus características, la duración y los niveles muy bajos de caudales, no se presenta hace 51 años”, aseguró en diálogo con Télam y mencionó que la medición en el puerto de Corrientes roza los 0,80 metros, cuando lo usual debería ser superior a los 2 metros.
Para el investigador este fenómeno se debe principalmente a la falta de lluvias en la cuenca del Plata, en el alto Paraná y alto Paraguay desde el año pasado.
“Las lluvias de primavera y verano que provocan la creciente del Paraguay y llegan en invierno a esta zona, no ocurrirá este año, debido a la bajante extraordinaria que afecta a este río”, precisó.
En ese sentido, indicó que “fueron también muy escasas en la cuenca del Iguazú que normalmente tiene un caudal de 1500 metros cúbicos por segundo y ahora es solo de 300 metros cúbicos por segundo, con lo cual, tampoco llegará este año una crecida del Iguazú”.
Para Neiff, “estas crisis pone de relieve la falta de gestión permanente, como el mantenimiento del dragado, la creación de fuentes alternativas de tomas de agua o la unificación de criterios racionales para el manejo de la pesca”, concluyó.