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Lufthansa celebra bodas de diamante en Argentina

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En la actualidad, Lufthansa tiene casi 62 vuelos semanales de pasajeros que unen Europa con 8 ciudades de 7 países de América Latina, transportando casi 1 millón de pasajeros al año, lo que genera algo más del 5% de los ingresos totales de la compañía. La empresa es hoy un verdadero puente en Europa y América Latina, así como también la mejor opción para conectar hacia destinos más lejanos como África, el Medio Este y Asia Pacífico.

 

Esta historia, comenzó hace 60 años en Argentina.

El día 18 de agosto de 1956, despegó del aeropuerto de la ciudad de Hamburgo, en Alemania, un avión Lokheed L-1049 Super Constellation de Lufthansa, configurado para llevar 40 pasajeros, cuyo destino final era la ciudad de Buenos Aires, en Argentina. La aerolínea había sido cerrada en el año 1945 y refundada en el año 1953, gracias a la reconstrucción y el milagro económico, para volver a operar en el mercado local e internacional de aviación comercial. El vuelo hizo escalas en Düsseldorf, París, Dakar, Río de Janeiro y San Pablo, para arribar a Buenos Aires luego de 34 horas y 15 minutos de vuelo. Entre sus pasajeros se contaba un grupo de parlamentarios alemanes que permanecieron en la Argentina casi una semana.

 

El avión partió de regreso hacia Hamburgo el día 24 de agosto, a donde arribó 33 horas y 15 minutos más tarde, haciendo la ruta inversa que a la ida, completando así el primer vuelo entre Alemania y América Latina de la postguerra. En el vuelo de regreso a Alemania, viajaron autoridades argentinas, medios de prensa y agentes de viaje, con el objeto de promover esta relación que se había iniciado y que ambas partes, Argentina y Alemania, estimaban importante.

 

Existían antecedentes probados del potencial de la relación entre ambos países. De hecho, 20 años antes de este primer vuelo de pasajeros, concretamente el 3 de febrero de 1934, la compañía había realizado su primer vuelo de carga entre Berlín y Buenos Aires. Fue un vuelo complejo, que tomó 6 días para recorrer los 13.000 kilómetros de distancia entre ambas ciudades, que incluyó innumerables escalas en diferentes aeropuertos de Europa, África y América del Sur, y que se repitió 47 veces en los 12 meses subsiguientes, transportando un total de 5.000 kilos de carga.

 

El vuelo de Hamburgo a Buenos Aires, que incluyó desde el inicio escalas en Río de Janeiro y San Pablo, se consolidó rápidamente. En abril de 1957 agregó una escala en Montevideo. En enero de 1958 sumó otra escala brasilera en Porto Alegre. Y en abril de ese mismo año extendió la ruta hasta Santiago, en Chile. Con el crecimiento de la operación, el Lokheed L-1049 Super Constellation con que se realizó el vuelo inaugural y que constituía un emblema de la ruta, dio paso a aeronaves de mayor porte y confort. A principios de los años ’60 fue reemplazado por el Boeing 707. En los ’70 Lufthansa comenzó a usar en la ruta los McDonnell Douglas DC10. Y en los ’80 comenzó la era de los Boeing 747, que continúa hasta la actualidad: 747-230 durante toda esa década, 747-400 durante la década del ’90 y 747-8 desde hace ya un año.

 

Si bien no hay datos precisos sobre las primeras oficinas de Lufthansa en Buenos Aires, los memoriosos señalan que la línea aérea alemana se instaló en unas oficinas en la Avenida Corrientes, cerca de donde está hoy la sede de la Cámara de Comercio Argentino-Alemana. Y que de allí, hace ya más de 20 años, se mudaron a las actuales oficinas de la coqueta Plaza San Martín. Uno de los grandes temas a resolver por las líneas aéreas que volaban entre América latina y Europa fue siempre la obligación de hacer escalas debido a la autonomía limitada de las naves. Lufthansa marcó un hito en Argentina al convertir esa imposibilidad de hacer el vuelo entre Argentina y Alemania de una sola vez, en la oportunidad de conocer un lugar exótico y desconocido para el viajero de nuestro país, como Marruecos.

 

Su campaña publicitaria sugiriendo que el vuelo con escala en esa ciudad brindaba la oportunidad única de parar unos días en viaje hacia Europa, fue famosa durante la primera parte de los años ´70 y duró hasta que la tecnología permitió que los aviones llegaran a Alemania desde Brasil sin tener que parar en el medio para reabastecerse de combustible.

 

Finalmente, 38 años después del primer vuelo de pasajeros, llegó el momento tan esperado. En 1991 se realizó el primer vuelo sin escala entre ambos países, que unió las ciudades de Frankfurt y Buenos Aires en casi 14 horas, cambiando radicalmente la experiencia del pasajero en cuanto a tiempos de viaje y confort. Fue un esfuerzo importante en términos operativos, al tal punto que esta ruta sigue siendo, 25 años después de este primer vuelo, la ruta más larga que opera Lufthansa en todo el mundo.

 

Fuera de lo estrictamente relacionado a la ruta, la relación entre Argentina y Lufthansa se ha desarrollado también en otros ámbitos. No sólo porque los vinos argentinos han sido seleccionados infinidad de veces para integrar en un lugar de privilegio la carta de a bordo de las clases First Class y Business Class de vuelos en todo el mundo, sino además por la estrecha relación que la compañía ha desarrollado con la comunidad local.

Valgan como ejemplos la estrecha relación de colaboración con diferentes organizaciones de la colectividad alemana en Buenos Aires, o el apoyo a las actividades del Teatro Colón, uno de los mejores teatros del mundo e ícono de la ciudad de Buenos Aires, para la realización de funciones que permitan el acercamiento a este ámbito de gente que habitualmente no concurre a sus funciones, pero que puede beneficiarse de los espectáculos de nivel internacional que allí se brindan cuando alguna institución privada hace su aporte para ello. Actualmente, Lufthansa vuela entre Buenos Aires y Frankfurt con el Boeing 747-8 de última generación, configurado con cuatro clases, First Class, Business Class, Premium Economy Class y Economy Class, capaces de transportar más de 130.000 pasajeros al año.

Primer avión utilizado por Luftansa en sus vuelos a Argentina

La compañía cuenta con modernas oficinas en el centro de la ciudad de Buenos Aires, con capacidad para comercializar pasajes y brindar atención y soporte a clientes, además de un equipo especializado en Ezeiza y disponibilidad para sus pasajeros de First Class y Business Class en el Salón VIP de Star Alliance.

Lo que no ha cambiado es el espíritu emprendedor y vanguardista con que se fundó la compañía, con el que superó los más complejos escollos y con el que se convirtió no sólo en un modelo de innovación y de calidad, cercana a sus pasajeros y en la que es un orgullo trabajar, sino además en una de las más eficientes del mundo en términos de gestión.

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