"La mayoría de las personas que vienen a tomar un curso, teniendo ya una experiencia de un año manejando un vehículo, conocen apenas 5 de las más de 100 señales de tránsito".
La afirmación es de Sergio Di Pietro, dueño de una de las 11 escuelas de conducción (lleva su mismo nombre) que hay en toda la provincia, las que cada vez tienen más peso por una razón: 20% de los que obtienen su licencia por primera vez ha pasado por estos institutos privados.
En 2010, la Policía entregó 15.000 licencias primarias, de las cuales 3.000 eran aspirantes que habían pasado por un curso. La referencia de Di Pietro no aludió a todos, sino puntualmente a los conductores que llegan a las escuelas sabiendo manejar pero necesitan el curso para obtener el carnet profesional que se exige para vehículos de más de 3.500 kilos, colectivos, taxis y otros transportes públicos.
Su ejemplo fue utilizado en medio de una entrevista con Diario UNO para reflejar los problemas de las tragedias viales en Mendoza. Allí fue cuando Di Pietro marcó la diferencia entre pasar por una escuela de conducción y aprender con la asistencia de algún familiar.
"Además de la práctica, lo que se aprende acá es la teoría y, cuando recibimos gente que ya tiene la licencia primaria común, nos damos cuenta de que no conocen la mayoría de las señales viales", destacó. Explicó que tampoco saben de conducción defensiva, de los riesgos de la velocidad, de las distancias y tiempos de frenados o de quién tiene la prioridad en una rotonda.
En cuanto a los interesados que van a los cursos, "las mujeres ocupan el 75% de la matrícula para sacar la licencia por primera vez y los hombres el 90% para la profesional".
