Para el gobierno de Mauricio Macri la clave de la recuperación económica, la palanca del progreso es la “confianza”; en base a esa clave lloverían las inversiones, la inflación se ubicaría en niveles razonables y la Argentina se insertaría nuevamente en el mundo.
Todos sabemos que confianza y desconfianza son dos caras de una moneda; para lo que se construye y también para lo que se erosiona. Los números y visiones de la Casa Rosada hablan de “brotes verdes” en comparación con el 2015, hasta que esos brotes se conviertan en ramas el padecimiento de los trabajadores es aquí y ahora.
Luego de los recientes anuncios con enormes ajustes en tarifas, combustibles, peajes y otros, el cuadro arrasa con el poder adquisitivo al principio del año. Es bueno que tengamos en cuenta que los promedios de acuerdos salariales del año 2016 están en el 34,7 % cuando la inflación fue del 40,2 %. Esos 5,5 puntos no pudieron recuperarse.
En la mayoría de las actividades, el bono de compensación fue heterogéneo y en muchos casos incumplidos. En esa perdidala mayor incidencia ha sido la de los alimentos y artículos del hogar que fue constante y sin pausa su aumento en todo el año anterior. Sumarle a ello que las tarifas de energía eléctrica en este primer trimestre tendrán un aumento del 60 al 150 % en las facturas residenciales.
El gas domiciliario ha tenido una suba en octubre del año pasado de entre 300 % y 500 %. Además del fuerte incremento del gas envasado de consumo en los hogares más pobres. El transporte Público de pasajeros en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano aumentó casi el 100 %, a lo que se suman peajes que van desde el 50 % (peajes de la CABA) hasta el 100 % (peajes de Nación). La salud no escapa a esta carrera de precios en alza: los medicamentos más utilizados por la población, hasta el año pasado habían soportado un aumento promedio del 59 %, con casos en que superaron el doble de su precio al 2015; las prepagas aumentaran desde Febrero otro 6 % con lo que acumularan en el último año una suba de 49,5 %. Todos los aranceles y honorarios que abonan las Obras Sociales han tenido un piso de incremento de más del 50 %.
Esta es la primera duda (desconfianza?) respecto al anuncio prioritario de “pobreza cero”, obviamente la repetición de este propósito no se traduce con los hechos, el discurso va para un lado, la realidad por otro.
El propio presidente afirma que hará falta crecer 20 años para concretarlo, en cambio los sectores concentrados de la economía fueron beneficiados igual que las empresas de combustible y energía en forma expeditiva…una velocidad a los poderosos, otra para los más débiles.
Para crecer y desarrollarnos el mínimo a invertir es el 30 por ciento del PBI y orientándolas a inversiones reproductivas de alta competitividad internacional. ¿Dónde está la política para promover esas inversiones? Bueno o malo, el capital, con todo lo que significa, es necesario para crecer. Y hasta aquí lo poco que sabemos es que el capital se mueve por interés. Como decía el Gral. Perón el bolsillo es el órgano más sensible del hombre.
Esa falta de inversión del sector más rico de la Argentina pega de lleno en la franja de los más pobres y se traduce en despidos de obreros, suspensiones, cierre de plantas, quincenas atrasadas. Esto, que repercute fuertemente en el Sector de la Industria y la Construcción “derrama” su perjuicio sobre los asalariados generando la perdida de los trabajos, mayor empleo en negro y precario, pérdida del poder adquisitivo. Ni más ni menos que agigantar la brecha entre los que más tienen y los que apenas poseen su fuerza de trabajo para escalar socialmente. Ya transitamos más de un año, las expectativas se agotan, la política de la zanahoria pierde su encanto.
Es hora de precisar dónde estamos con franqueza, la CGT no ve una corrección en lo social, ni una recuperación de la economía; sólo el llamado a la confianza NO alcanza, mucho menos sin resultados a la vista y peor si el empresariado NO acompaña. Por eso los despidos y suspensiones se multiplican, la caída de la actividad industrial no cede, la palabra “supermercado” es sinónimo de “superganancias”, los platos rotos los pagan los de siempre.
Macri insiste en la “confianza” y la inserción en el mundo, habrá que tener cuidado, el mundo nos muestra a Trump agitando el proteccionismo y la defensa del trabajo nacional y Xi Jinping alentando el libre comercio… todo al revés.
El gobierno no tiene una política que se encamine al largo plazo, todavía sigue atrapado en la coyuntura, las medidas de “sinceramiento” que siempre tienen costos exigen compensaciones. No hay nada de eso, las señales son inapropiadas y el tiempo devora las necesidades más esenciales de la gente.
Cambiemos debe asumir que para comprar al contado primero hay que tener plata en el bolsillo del pueblo trabajador.
Fuente: Télam