El anuncio lo realizó el director ejecutivo de la empresa, Dara Khosrowshahi, luego del informe de seguridad por el accidente fatal con un auto sin chofer ocurrido en marzo pasado en la ciudad estadounidense de Arizona.
Khosrowshahi reiteró su “arrepentimiento” por el accidente en el que uno de sus coches autónomos arrolló a un peatón sin que el sistema pudiera evitarlo, ni el conductor de respaldo -que estaba “distraído con su teléfono”- activara el freno.
Sin embargo, afirmó que se trata de una tecnología “beneficiosa” y que ya “solicitó permiso” a las autoridades estadounidenses para “reanudar las pruebas en vías públicas”.
“Hemos tomado un enfoque gradual para regresar a las pruebas en carretera. Nos comprometimos a entregar este informe de seguridad antes de regresar a las pruebas en carretera en el modo de conducción automática, y volveremos sólo cuando hayamos implementado procesos mejorados”, aclaró Khosrowshahi.
Entre esas mejoras se informó que una empresa externa a Uber supervisará a los conductores de respaldo -que podrían llegar a ser dos por vehículo- en tiempo real y establecerá límites en las horas que pueden trabajar por día.
Uber también modificó su plataforma de conducción automática para que pueda detectar objetos y personas con mayor antelación y así actuar con mayor rapidez.
Respecto de la adopción y generalización de esa tecnología, Khosrowshahi arriesgó: “Los vehículos que conducen por sí mismos y los manejados por humanos coexistirán en las carreteras durante las próximas décadas”.